El anfiteatro romano de El Jem
Visible desde varios kilómetros de distancia, en la ciudad de El Jem, Túnez, se yergue uno de los más importantes monumentos que nos quedan del imperio romano. El anfiteatro de El Jem, que en su día tenía capacidad para más de 35.000 espectadores, es el cuarto anfiteatro más grande que se conserva (y el mejor conservado del norte de África), y es el monumento más visitado del país.
Empezó a edificarse en el siglo III d.C., e inicialmente se planteó como un coliseo de tres plantas levantadas sobre unas robustas arcadas corintias. Para su construcción utilizaron piedra arenisca, ligera y resistente, que procedía del mar, y que conserva incrustados un gran número de fósiles que pueden verse a simple vista. En su época de máximo esplendor, y aprovechando la firmeza de la estructura, comenzó a construirse una cuarta planta. Por desgracia, ésta nunca llegó a terminarse a causa de los enfrentamientos de los bereberes durante la invasión árabe.
Hay una leyenda que dice que una princesa bereber y sus seguidores se refugiaron en el anfiteatro; los romanos iniciaron un asedio y cuando pensaban que la escasez de alimentos les haría rendirse, la princesa se mostraba en lo alto del anfiteatro enseñando pescado fresco, así durante los 4 años que duró el asedio. Por ello se dice que hay un canal que comunica el coliseo de El Jem con el mar, pero no es más que una leyenda.
A pesar de que a partir del siglo XVII se comenzó a destruir su fachada para construir la ciudad con sus piedras, su estado de conservación es mejor incluso que el del coliseo de Roma, en parte gracias al clima seco de la zona. Su arena de casi 2000 m² se conserva perfectamente, así como los fosos de los leones, algunas celdas y un sistema de canalización de agua.
Es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979 y hoy en día, además de como punto de interés turístico, se usa habitualmente como escenario para conciertos y festivales.
Llegar hasta él es fácil tanto en tren como en autobús, y casi todos los tours organizados lo incluyen en su itinerario. Además, con su entrada, podremos visitar también el museo del El Jem en el que se encuentran numerosos mosaicos y objetos rescatados de las excavaciones del coliseo.
Lo cierto es que simplemente leyendo este texto no es fácil hacerse a la idea de lo grandioso que es, por lo que os recomiendo que si vais a Túnez intentéis dedicarle el tiempo suficiente, y que sin prisa os perdáis entre sus pasadizos y los fosos de las bestias que hay bajo la arena.
En el siglo XVII … en el siglo XVII ya era la gente lo demasiado culta para saber que eso no se debe destruir… que desgraciados… bonito reportaje
Pues mejor no te digo lo que hicieron con Cartago… 🙂
Bonita plaza de toros que tenemos cimentada sobre el anfiteatro :/