Subiendo a la parte superior de la garganta de las Nogaledas
Uno de nuestros primeros post fue sobre esta garganta del valle del Jerte, no tan concurrida como otras por no tener espacios para bañarse, pero que resulta una ruta sencilla a pesar de la cuesta gracias a los acondicionamientos que se han hecho para facilitar el paso. En varias ocasiones hemos realizado esta subida, es un sitio que nos encanta por las vistas y la paz que nos dan los saltos del agua en su descenso, pero nunca habíamos hecho el segundo tramo, el que continúa hacia arriba al llegar a la carretera.
Aprovechando que desde hace poco tenemos un nuevo miembro en la familia, el pequeño Aku, decidimos que sería una buena ruta para que empezase a acompañarnos en nuestras escapadas. Nuestro pequeño zorrito estaba eufórico olisqueando todo a su alrededor y mordisqueando cada hoja y cada ramita, y nos acompañó como un campeón por los escalones de esta segunda parte de la ascensión.
Este segundo tramo tiene un par de partes un poco más duras que el primero, con zonas apenas con una barandilla, pero con cuidado y un buen calzado se puede subir y bajar perfectamente, y por suerte sólo es el principio de la ruta, con lo que enseguida dejamos el sol y tenemos un camino bajo los árboles siguiendo la garganta de las Nogaledas, con un riachuelo que nos deja beber y refrescarnos con agua potable. Al final del camino llegamos a un precioso salto de agua y para continuar la ascensión debemos cruzar un puente de metal que a los perros puede no resultarles muy cómodo (a Aku desde luego no).
No continuamos la ruta porque al ser muy pequeño aún (5 meses), nuestro perro a lo mejor se cansaba demasiado y la bajada le iba a costar más. No andábamos muy desencaminados, puesto que el descenso de la última parte (con las rocas labradas) lo tuvo que hacer en brazos, el pobre estaba exhausto después de corretear alrededor de nosotros durante toda la marcha. Pero estoy segura de que disfrutó de lo lindo y de que volveremos a hacer rutas con él 🙂
Recursos:
El mirador del puerto de Tornavacas, diversión en la nieve
El valle del Jerte es sinónimo de belleza natural en todas las épocas del año, pero por suerte o por desgracia, excepto los pueblos situados a más altitud, lo normal es que la nieve escasee. Por eso, en cuanto hay noticias de que ha nevado en el puerto de Tornavacas, que comunica con la provincia de Ávila, muchas familias aprovechan para pasar unas horas con la familia en la nieve.
En nuestra última visita a Plasencia, nuestra ciudad, coincidió que las bajas temperaturas dejaron un buen manto blanco en Tornavacas, así que nos fuimos una mañana con la familia de visita. Ya llegando al pueblo del mismo nombre se podían ver espacios con nieve en los recovecos más fríos, ya que en el resto de laderas y praderas el sol la había derretido. Pero según subíamos el puerto comprobamos que las nubes protegían la nevada, con los bosques de robles desnudos cubiertos de blanco y carámbanos enormes de hielo colgando de las ramas y los terraplenes a los lados de la carretera llena de curvas que ascendía hacia el puerto.
Una vez llegamos a la cima del puerto, a 1275 metros, nos encontramos con un pequeño atasco formado por coches que entraban y salían de los aparcamientos improvisados, autocares aparcados como podían y la gente que iba y venía, ¡quién diría que estábamos enmedio de ninguna parte! El viento cortante y la baja temperatura no desanimaba a las familias que hacían muñecos de nieve, los niños que curioseaban en los árboles cercanos los efectos del frío y los padres que volvían a ser niños y se tiraban bolas de nieve. El ambiente bien podría haber sido el de un parque animado de la cantidad de gente que se había reunido allí, de distintas partes del valle y que disfrutaban de lo lindo.
El puerto de Tornavacas tiene un mirador que se ha acondicionado para el turismo, con techado, mesas de picnic y una balconada desde la que disfrutar las vistas del Valle del Jerte. Varios carteles informativos nos enseñan la fauna y flora de la zona y qué es lo que vemos cuando miramos a través del valle, de manera que no nos perdemos nada y podemos planear nuestra siguiente parada si estamos de turismo 😉
En definitiva, este puerto es una buena visita para contemplar el Valle del Jerte en todo su esplendor.
Recusos:
Recorriendo China día 01: Qianmen, Donghuamen e insectos a la plancha
China ha sido un destino al que siempre hemos querido ir, pero al ser un país gigantesco (abarca 3 husos horarios) da miedo recorrerlo. Nuestro viaje de novios nos brindó la ocasión de conocer una pequeña parte de todas sus maravillas, visitando 3 ciudades que han sido capitales del gigante asiático como son Beijing, Xian y Shanghai. ¿Que Shanghai no ha sido capital de China? Ya llegaremos a ello, pero tiene una explicación 😉
Nuestro viaje a China tuvo lugar en Mayo, con lo que no pillamos el monzón al bajar al sur, y no nos hizo mal tiempo (casi), así que nuestro equipo fotográfico no sufrió (casi). Llegamos a Beijing al principio de la tarde, con lo que de camino al hotel experimentamos el tráfico de salida del trabajo en todo su esplendor. Eso dio tiempo a nuestro guía Fernando para hablarnos del país y su capital, dispuesta en secciones concéntricas llamadas «anillos» alrededor de la Ciudad Prohibida, la residencia ancestral de los emperadores. Tras dejar las maletas en el hotel y la ducha de rigor, el grupo decidimos que nada de noche libre para descansar de viaje, y Fernando nos llevó a conocer una calle comercial muy conocida de Beijing, la calle Qianmen.
Para llegar a ella, nuestro bus nos dejó junto al teatro llamado «Gran Escenario de Liu Laogen«, perteneciente al rey de los monólogos cómicos Zhao Benshan. A sus puertas, un anciano sonriente, y en sus paredes, vitrinas con escenas del humor campesino que le hizo famoso por todo el país, llenas de detalles que hay que mirar y remirar para descubrir siempre algo nuevo 🙂
Callejeamos durante unos 20 minutos con mucha curiosidad por las construcciones y en general, todo lo que veíamos, hasta que llegamos a Qianmen, una avenida peatonal de casi 1 km de largo que puede presumir de ser la calle comercial más antigua de Beijing, con más de 500 años a sus espaldas. En ella encontramos desde tiendas tradicionales de más de 100 años de medicina tradicional hasta grandes franquicias internacionales como H&M. Lo que sí es cierto es que es muy animada y por la noche los letreros luminosos le dan un aire bastante atractivo. Desde 2008 además vuelve a tener tranvías, que desaparecieron tras la revolución china en los años 60. Es algo que atrae todas las miradas y que aumenta la afluencia turística por la curiosidad de recorrer la calle en uno de ellos (aunque el precio sea desorbitado). Nosotros nos conformamos con mirar y curiosear los escaparates y letreros de todo, mientras nos dirigíamos hacia la impresionante Puerta del Arquero de Zhengyangmen (o Qianmen), la más alta que se conserva de las puertas a la ciudad central de Beijing, de 42 metros. Allí el bus nos recogió para llevarnos a nuestra segunda parada.
Como ya era de noche, nada mejor que picar algo de comida tradicional china en los puestos nocturnos de Donghuamen, llenos de baos, pescado, y cosas más exóticas como saltamontes, cucarachas, escorpiones o enormes larvas crujientes a la plancha. Buena pinta tenían, pero no estaba yo para probar tanta cosa, aunque uno de los del grupo aseguró que los escorpiones sabían a chicharrones. Tras el picoteo continuamos por la calle donghuamen hasta The Place, un centro comercial con una de las pantallas de LED más grandes del mundo, de 250 metros de largo, que hace las veces de techo de la zona de terrazas, ofreciendo animaciones bastante espectaculares y rompecuellos, por tener que estar mirando para arriba todo el rato. Allí, los que no habían comido nada aprovecharon para pillar algo rápido antes de que todo cerrara a las 22:00h, y nosotros nos sentamos en una terraza a empezar nuestro recorrido por las distintas marcas chinas de cerveza, estrenándonos con una Tsingtao.
Una tarde-noche de paseo por el centro de Beijing como primera toma de contacto nos había abierto el apetito por conocer más de este país, y al día siguiente nos hartaríamos de ello, visitando su historia lejana y reciente en la Ciudad Prohibida y la plaza de Tiananmen.
Recursos:
15 días por Japón día 12: Odaiba
– Escrita originalmente el 9 de abril de 2010 –
¿Os acordáis de que ayer hizo un buen día? Pues para compensarlo, hoy tuvimos un tiempo de perros, con lluvia cada dos por tres, vientaco y de perros completamente. Pero el plan hay que seguirlo, así que volvimos a ser valientes y nos fuimos a Odaiba, una isla artificial en la que hay mogollón de edificios de oficinas entre otras cosas. No, no vimos a ningún Niño Elegido ni ningún Digimon, ojalá. La isla está unida a tierra firme por el Rainbow Bridge, que se parece en su construcción al puente de San Francisto,s y tiene una réplica de la Estatua de la Libertad pequeñita en uno de los paseos que hay a lo largo de la orilla.
Los estudios de Fuji TV también son famosos, sobre todo por el mirador en forma de bola que hay en la parte de arriba y la exposición sobre los programas que emiten que tienen casi siempre, con vistas a los estudios.
Antes de comer nos fuimos al Toyota City Showcase, una especie de edificio de exhibición de la marca donde te mostraban nuevos modelos, modelos tuneados a lo kawaii, distintos coches de carreras y simuladores de carreras y de conducción, muy recomendable si os gustan los coches:
La comida fue de McDonalds, una Teriyaki con huevo o Teritama como dicen ellos y una hamburguesa de gambas para Zumi, me gusta más la de gambas, muy rica.
Lo siguiente que tocaba era ir a la tienda Ghibli de al lado, donde tenían un Gatobús de peluche con el que no pude evitar hacer esto:
Al final no me atreví a entrar en el Sega Joypolis, un edificio con mogollón de simuladores y maquinitas de los ganchos, me mareo con facilidad y en un simulador de la Toyota City había salido algo revuelta, así que nos volvimos para Akihabara a curiosear en una tienda de segunda mano Book Off, donde me pillé el artbook de Nausicäa y de RG Veda a bastante buen precio, de segunda mano y buen estado. ¿Os he dicho lo que me molan estas tiendas?
Para cenar habíamos quedado con Iker y Goiuri para ir al Akiba Kare, un sitio donde daban kebab y cosas así y donde nos pedimos unas tortas de pan rellenas de queso y carne y queso llamadas nan, aparte de un pan de ajo que no fuimos capaces de terminar.
Y llenísimos como estábamos, para variar, nos fuimos a morir al hotel, que al día siguiente, si el tiempo nos acompañaba, nos tocaba ir al Disney Sea.