La judería de Plasencia y su cementerio
Desde prácticamente su fundación en el siglo XII, Plasencia fue uno de los principales núcleos de actividad judía de la región. Gracias a que en la edad media los reyes concedían privilegios a los judíos sus aljamas mostraban una gran prosperidad. Desempeñaban numerosas labores y conducían gran cantidad de negocios, e incluso ocuparon cargos públicos de importancia.
A pesar de su posición y fuerza, los judíos estuvieron en cierto modo marginados; no se les permitía enterrar a sus difuntos junto al resto, y se les obligaba a poner sus cementerios fuera de las urbes, llegándose incluso a extremos en los que tenían que pagar por tierras muy lejanas que eran compartidas por varios pueblos. Los sefardíes placentinos ubicaron el suyo fuera de la muralla, en el Berrocal, entre la puerta de las Berrozanas y la actual carretera de Salamanca. Un terreno en el que no se podía cultivar, y en el que ni molestarían ni serían molestados.
Con el paso de los años, las relaciones con los cristianos comenzaron a complicarse. Se conformó un apartamiento en la Mota, cerrado y separado de los cristianos, rodeado por un cercado y con un postigo como único acceso. Poco después, a principios del siglo XV, su sinagoga (actual palacio de Mirabel) y la Mota les fueron expropiadas por los condes de Plasencia.
A pesar de todo, con alrededor de 200 familias, en este siglo todavía no se notaba algún tipo de discriminación laboral por el hecho de ser judíos y continuaba siendo un importante centro de actividad económica, pero en su momento de máximo esplendor, en el año 1491, los Reyes Católicos consideraron que debía aplicarse la ley de Toledo de 1480 que dictaba que la segregación de los judíos debía ser completa.
En 1492 se realizó en la sinagoga la última asamblea, en la que los judíos trataron de vender el cementerio junto con sus posesiones antes abandonar Plasencia definitivamente y desplazarse a Portugal. Tras que el deán Diego de Jerez lo adquiriera por un precio realmente bajo, los reyes declararon el acuerdo nulo y decidieron que la piedra del cementerio se utilizaría para la construcción de la iglesia de su monasterio.
Por suerte, todavía se conservan unas 20 tumbas cavadas en la roca y el Ayuntamiento de Plasencia se ha propuesto conservarlo.
Desde el 2005 se realizaron varias tareas para recuperar el único cementerio judío de Extremadura. Se acondicionó la zona y se delimitaron correctamente las tumbas, pero por desgracia volvió a caer en el abandono, además de que ha sido victima de diversos actos vandálicos.
Es ahora, en vísperas de la Jornada Europea de la Cultura Judía, cuando se ha decidido adecentarlo nuevamente. Esperemos que esta vez no vuelva a caer en el olvido y que podamos conservar este importante resto de la cultura sefardí.
Cómo llegar:
La forma mas sencilla de llegar al cementerio es descendiendo desde la Puerta de las Berrozanas, por la calle Matías Montero y girar a la derecha hacia Juán Vazquez que está al fondo, tras pasar unos contenedores, sin asfaltar y asciende hacia la izquierda. Si seguimos esta calle llegaremos al cementerio. En ésta foto se aprecia la entrada al camino (púlsala para verla en grande y poder leer las notas).
Recursos:
- Galería del cementerio y la judería de Plasencia en flickr.
- Vista en Google Street View de la entrada de la cuesta de Juan Vázquez por la que se llega al cementerio.
- Información muy completa sobre la judería de Plasencia en redjuderias.org