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Evento Nomaders Extremadura (I): Las fotos nocturnas
– Escrito originalmente el 25 de Enero de 2011 en el blog personal de Alberto –
El viernes pasado, en el stand de Extremadura de FITUR, un puñado de bloggers nos reuníamos para partir hacia el Evento Nomaders Extremadura, y tras entrevistas y desvirtualizaciones nos embarcamos en el bus y partimos hacia nuestro destino en Monfragüe.
Desde el autobús vimos cómo atardecía y cuando llegamos a la Hospedería Monfragüe de Torrejón el Rubio ya era completamente de noche. Total que, tras soltar el equipaje y tomarse algo, un heterogéneo grupo de bloggers de viajes y fotografía armados con un hambre canina fueron al pueblo con un objetivo claro: ¡Cenarse un puto venado!
Ya contaré más sobre el tema pero de momento, y para ir abriendo boca, voy a hablar del cielo de Monfragüe. No tiene NADA QUE VER con el cielo de Madrid, e incluso con el que se ve cerca de otras ciudades más pequeñas.
Con el resplandor de una luna impresionante, tanto por grande como por brillante, podíamos ver sin problemas infinidad de estrellas y constelaciones. La euforia del momento me empujó a salir a hacer fotos al exterior junto con otros dos locos de la fotografía; Jesús y Jose Ramón.
Ni que decir tiene que este aperitivo sólo sirvió para darnos aún más hambre, y que el día siguiente estábamos deseosos de repetir la hazaña, ésta vez en un lugar más pintoresco. Luchando contra el cansancio de un agotador día con gymkana incluida por Plasencia pusimos en el punto de mira una localización más emblemática. Efectivamente, con la compañía de Isaac de Turismo de Extremadura que también es otro apasionado fotógrafo, no pudimos hacer otra cosa más que, en mitad de la noche, ir hasta el castillo de Monfragüe.
Ésta vez había una fina capa de nubes en el cielo que nos tapaba muchas de las estrellas pero aun así su movimiento con el fuerte viento que hacía producía un efecto curioso al fotografiarlo con exposiciones largas.
Con las nubes y la luna iluminándolas, de hecho, algunas tomas podrían pasar por fotos diurnas. Sobre todo las que hacíamos desde lo alto del castillo, en el que éste fenómeno se acentuaba por todo lo lejos que alcanzaba a verse desde aquella altura.
Incluso estando a varios grados bajo cero y atacados por un viento considerable, nos costó despedirnos de aquél escenario. Por suerte teníamos la motivación de la ruta en 4×4 de Monfragüe Vivo que nos llevaría por esos mismos lares la mañana siguiente y para la cual deberíamos estar descansados.
Podéis ver más fotos del Evento Nomaders Extremadura en nuestras galerías de flickr:
- Zumito (yo)
- Jexweber (Jesús de www.fotonazos.es)
- Joseramonalvaro (de www.viajesrockyfotos.com)
Me gustaría volver a juntarme con estos tres frikis de la fotografía y asaltar más lugares tan interesantes como ha resultado ser éste 🙂
El campanario de Notre Dame, París a vista de gárgola
Hace un tiempo os contamos nuestra visita a la catedral de Nuestra Señora de París, la conocida Notre Dame. Tras salir del tristemente bullicioso templo, decidimos subir al campanario y contemplar las vistas que sus gárgolas llevan disfrutando tantos siglos.
Al campanario se accede por el lateral izquierdo de la catedral, seguro que la cola os da una pista de dónde está. Tras pagar 8’50€ de entrada, comenzamos la lenta subida por las escaleras de caracol de la torre. Sin ascensor que valga, los 387 escalones se hacen pesados y hay que tener cuidado para no resbalarse, ya que algunos están muy desgastados y pulidos por lustros de pisadas; pero la ascensión merece mucho la pena, ya que al terminar la subida y llegar a la galería de las quimeras, las vistas son un regalo para los ojos.
La torre Eiffel, la basílica del Sacre Coeur e incluso el distrito financiero de París pueden apreciarse desde la galería de las quimeras. Al contrario que las gárgolas, las quimeras no son desagües para el agua de los tejados, sino estatuas en toda regla con fines decorativos. La galería que lleva su nombre tiene unas cuantas interesantes a la par que grotescas, con formas humanoides y apariencia de demonios, invitan a preguntarse qué pasaría por la mente de los escultores al tallarlas. Una de las más famosas es, como me dijeron a mí, «la que no se cansa de mirar París», con su cabeza apoyada sobre sus manos y burlándose del paso del tiempo mientras sigue estoica en su posición. No puedo envidiarla más, con sus ojos de piedra habiendo contemplado tantos años esta preciosa ciudad. La otra celebridad de la galería es el «jorobado», con cuya imagen comenzábamos el post y que a mí personalmente me encanta.
Tras un tiempo admirando las tremendas vistas e hinchándonos a hacer fotos, nos hicieron pasar a la otra torre de la catedral y subimos aún más, hasta el espacio donde se encuentra la enorme campana mayor de Notre Dame, llamada Emmanuelle. Instalada en 1400, actualmente sólo suena durante las grandes celebraciones y es la única campana original de la catedral que ha sobrevivido, puesto que las 9 campanas de la otra torre fueron destruidas durante la Revolución Francesa. Eso le da más mérito al silencioso gigante que nos encontramos en la penumbra, esperando su turno para repicar, muy impresionante. Y en compañía de Emmanuelle estuvimos esperando mientras en pequeños grupos subíamos a la cima del campanario, donde unas vertiginosas vistas a 69 metros de altura nos esperaban. El tiempo en la cima de la torre es limitado (unos 5-7 minutos), y aunque yo lo apuré al máximo me pareció poco; por suerte, una vez en el hotel, las fotos tomadas terminaron el trabajo de mis ojos, y el gusanillo del estómago por la altura llegó incluso a aparecer.
La visita al campanario de Notre Dame terminó tal como subimos, con las tortuosas y a ratos resbaladizas escaleras de caracol, en esta ocasión con un poco de más de mareo que en la subida y con muy pocas ganas de hacer el camino. A pesar del precio, recomiendo mucho tener esta experiencia y contemplar lo mismo que los ojos del jorobado de Victor Hugo, París a vista de gárgola.
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5 cosas que me enamoraron de Bruselas
Debo confesar que fui a Bruselas con un poco de miedo. No porque no sea una ciudad segura, ni mucho menos, pero varios amigos y blogueros que la habían visitado antes me habían dicho cosas no muy esperanzadoras sobre la capital europea; y sin embargo, Alberto había estado en varias ocasiones y le encantaba.
Así que cuando decidimos hacer una escapada para visitar a nuestra amiga Alicia y que, de paso, conociese por fin la ciudad, no sabía muy bien qué esperarme. Y tras 5 días recorriendo su centro y visitando algunos de sus lugares emblemáticos me he formado la firme opinión de que me encanta Bruselas. Es una ciudad muy animada y rebosante vida; y aunque no posee «megamonumentos» con los que hacerse la foto y presumir con amigos y familiares tiene un encanto especial que puede llegar al corazón de cualquier visitante. A continuación os dejo 5 motivos para visitarla y dejarse conquistar:
1- Teatro de marionetas Toone
Muy cerca de la famosa Gran Place podemos disfrutar de funciones con títeres centenarios en el Teatro Real de Toone, fundado a principios del siglo XIX y que con el paso del tiempo ha llegado a ser conocido en todo el mundo. En él se interpretan grandes clásicos franceses, belgas e ingleses con marionetas y en varios idiomas. Por desgracia, el español no es uno de ellos, pero la experiencia merece la pena.
2- Museos
Bruselas posee unos cuantos museos interesantes, como el museo de la música, con una gran colección de instrumentos musicales de todas las épocas y partes del mundo; o el del chocolate, una visita obligada para todos los golosos (y no golosos).
3- Sus calles
No hablo aquí de la arquitectura de los países bajos, algo que se puede disfrutar en cualquier ciudad, sino del ambiente que hay en ellas. Bruselas es una ciudad llena de vida y paseando por ella encontrarás mercadillos de artesanía, artistas callejeros y mucha gente sonriente, además de alguna que otra sorpresa inesperada como nos pasó a nosotros. La sensación de felicidad que me transmitió es difícil de describir.
4- Agenda cultural
Estamos en una ciudad cosmopolita y el paraíso de los amantes de la cultura, ya que la agenda de conciertos, recitales, exposiciones de arte y presentaciones literarias es muy extensa. Una faceta más de esta ciudad que merece la pena explorar.
5- Delirium Café
Hablar de Bruselas y no mencionar la cervecería Delirium Café es como no mencionar la famosa Gran Place. Cualquier persona que se haya aficionado a la cerveza termina oyendo hablar de este lugar, un templo para los cerveceros y una interesante visita para los que no lo son. Sus 2000 variedades de cerveza distintas la han colocado en el Libro Guinness de los Records.
Estos son 5 motivos especiales para mí, pero podrían ser muchos más, puesto que no he mencionado sus muchos monumentos, ni sus parques, ni sus miradores… Como veis, Bruselas tiene mucho para ver, saborear y descubrir, una gran ciudad que merece la pena visitar 🙂
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Gran Canaria, mucho más que playa y mar
A menudo tenemos tantas ganas de visitar paises exóticos cuando salimos de viaje que nos olvidamos de que el paraíso lo tenemos aquí al lado. Las Islas Canarias esconden tesoros esperando a ser descubiertos por cualquiera que apueste por estos lugares increíbles que tenemos tan a mano.
Hace un par de meses fui invitada junto con otros blogueros a Gran Canaria en el blogtrip #GranCanariaExperience y pude comprobar que esta isla es mucho más que playas paradisíacas (que también las tiene, ojo). Siendo de origen volcánico, tiene una gran superficie montañosa en el interior y unas formaciones geológicas espectaculares, con barrancos que recuerdan al famoso Cañón del Colorado. Nunca pensé que pudiese haber tanta variedad de paisajes en una isla, y la posibilidad de recorrer los grandes cañones de tierra rojiza en 4×4 me dejó maravillada (y con el culo un poco dolorido también).
Soy chica de secano y por eso viví con mucha emoción la parte montañosa de Gran Canaria, pero no negaré que sus playas son geniales, con arenas tan finas como las del desierto y que invitan al baño a pesar de las frías aguas del Atlántico; ¡con 26°C en pleno diciembre hasta apetece agua fresquita! Y junto a la playa de San Bartolomé de Tirajana puedes perderte en las Dunas de Maspalomas, un sorprendente espacio natural entre tanto complejo hotelero que invita a subir a la cima de la duna más alta y contemplar el mar de arena junto al mar de agua.
La variedad de actividades en las playas de Gran Canaria va desde las típicas en otras playas del país hasta algunas tan originales como construirte tu propia balsa con palos, cuerda y bidones de plástico e intentar salir de la playa remando (si, he dicho intentar, la corriente nos prefería dentro).
¿Que eres más urbanita y quieres algo más cultural? La Palma, capital de la isla, tiene un casco histórico precioso tanto de día como de noche, museos muy interesantes y puedes disfrutar de experiencias como talleres de cocina canaria de la mano de un chef profesional.
Se mire por donde se mire, Gran Canaria es una isla muy completa y que puede satisfacer todos los gustos: playa, montaña, deportes acuáticos, relax en spas y hotelazos, cultura, gastronomía, naturaleza… y todo en este pequeño rincón del archipiélago canario. Como decía al principio del post, no hace falta irse lejos, porque el paraíso lo tenemos al lado.