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Las maravillas de los Museos Vaticanos

Ciudad del Vaticano - Museos Vaticanos

No soy amigo de pasarme muchas horas en los museos cuando viajo por pocos días, pero en nuestra pasada visita a Roma decidí hacer una excepción con los museos vaticanos para ver lo que todo el mundo considera una visita indispensable y comprobar de primera mano si realmente merece la pena.

Fuimos caminando desde el apartamento que encontramos en Oh-Rome, que estaba situado muy cerca de la parada de metro de Ottaviano-San Pietro, así que podíamos llegar en poco más de 10 minutos. Por lo que nos habían comentado esperábamos encontrarnos con una cola de espanto pero, quizás por ser lunes, tampoco fue algo exagerado. Hubiera sido diferente si hubiéramos ido un domingo a fin de mes, ya que los últimos domingos de cada mes la entrada es gratuita y se forman enormes aglomeraciones. De todos modos nosotros habíamos comprado las entradas por internet, algo muy útil para evitar las colas, así que ni siquiera tuvimos que esperar.

Ciudad del Vaticano - Museos VaticanosLo primero que me llamó la atención fueron las medidas de seguridad que había nada mas entrar. Como si de un control de aeropuerto se tratase, tuvimos que pasar las bolsas de las cámaras, los móviles, las llaves y el cinturón por la máquina de rayos X, y dejar el trípode en el guardarropa tras cruzar un arco detector de metales.

Para acceder hay una impresionante rampa en espiral y unas escaleras mecánicas. Nosotros escogimos el camino largo y pudimos contemplar réplicas de madera de distintos barcos y canoas procedentes de todo tipo de culturas y rincones del mundo. Yo lo recomiendo porque son una maravilla, aunque haya que andar bastante más.  El Patio de la Piña sirve de antesala a los museos, con una enorme escultura de una esfera metálica que gira en el centro.

Ciudad del Vaticano - Museos VaticanosNada más entrar nos encontramos una extensa galería llena de bustos y estatuas grecorromanas de todas clases, un buen comienzo pero que después de una hora saturaba un poco para alguien que no entiende mucho de arte. A lo largo de las salas que visitamos contemplamos estatuas, tapices, pinturas y frescos, griegos, romanos, egipcios, etruscos, etc., en una colección muy extensa y que sin duda es de un valor incalculable. La sala que más me gustó fue una que contenía exclusivamente estatuas de animales, con una variedad, realismo y movimiento sorprendentes. Lástima que no se pudiese acceder a ella y a través del pasillo apenas pudiera ver todo lo que había allí dentro.

Ciudad del Vaticano - Museos VaticanosLos techos de las salas también son espectaculares, puedes recorrer los museos mirando hacia arriba perfectamente. Después de varias horas llegamos a la famosa Capilla Sixtina. Me impresionó el detalle y la cantidad de pinturas, pues está completamente pintada, desde la pared al techo. Me habían dicho que no se apreciaba nada porque estaba muy alta la bóveda, pero no es cierto, a pesar de la altura se pueden admirar las obras de Miguel Ángel perfectamente, aunque la postura no sea demasiado cómoda. También hay que decir que la actitud de la gente no ayudaba nada, hablando casi a gritos y tirando fotos a pesar de que se pedía silencio y no hacer fotos. Pero merece la pena verla, tiene su fama bien merecida.

Ciudad del Vaticano - Museos VaticanosNo pudimos ver el otro ala de los museos vaticanos, pues se nos hizo la hora de cerrar, aunque a lo mejor habíamos tenido suficiente mármol por un día. Las mal llamadas escaleras de Bramante conducen a la salida, y digo mal llamada porque realmente fueron construidas por Giuseppe Momo y no por Bramante. Se trata de dos escaleras helicoidales que dan el efecto de ser una sola porque bajan en el mismo lugar.

Estando dentro de los museos se desató una tormenta que a la salida se había convertido en un diluvio, y la gente se apelotonaba sin ganas de mojarse. Los los accesos a los museos vaticanos están llenos de puestos y de gente que vende todo tipo de souvenirs, pero mágicamente ahora todos vendían paraguas y chubasqueros. No sé de dónde los habían sacado, o si habían transmutado los rosarios como si fueran alquimistas.

En resumen, los museos vaticanos tienen fama de visita imprescindible, y aunque no entiendas de arte merecen mucho la pena. Eso sí, prepárate para pasar un día entero allí, ¡porque son enormes!

Ciudad del Vaticano - Museos Vaticanos

Escaleras de salida de los museos vaticanos, obra de Giuseppe Momo

Ciudad del Vaticano - Museos Vaticanos

Las extensas galerías están repletas de estatuas y bustos grecorromanos

Ciudad del Vaticano - Museos Vaticanos

la ‘esfera dentro de esfera’, de Arnaldo Pomodoro, decora el Patio de la Piña

Ciudad del Vaticano - Museos Vaticanos

Uno de los numerosos tapices de los museos vaticanos, finamente tejido

Recursos:

El Museo de la Minería y la Industria en Asturias (MUMI)

Museo de la Minería y la Industria (MUSI)

Una de las visitas que más disfruté durante mi viaje por el Valle del Nalón, fue posiblemente la que realicé al Museo de la Minería y la Industria. Un museo que, junto con el Museo de la Siderurgia de Asturias, nos deja ver y vivir lo que durante los últimos años ha servido de sustento a la economía de la zona.

El museo se encuentra en la localidad de El Entrego, y nada mas llegar es imposible que no nos fijemos en su edificio principal, de forma cilíndrica, ubicado en el centro de un parque.

Museo de la Minería y la Industria (MUSI)Una vez que entramos al museo nos damos cuenta de que es un lugar en el que se concentra una gran cantidad de información sobre la minería del carbón, réplicas de ropa, herramientas y maquinaria, pero a la vez nos da la impresión de encontrarnos en un pequeño parque de atracciones enfocado al público más infantil. Una gran cantidad de la maquinaria replicada en el hall principal nos permite moverlas e interactuar, como si de atracciones o columpios se tratara.

Juegos de poleas, sistemas de ventilación, de carga y de transporte y un largo etcétera, pero sin duda lo mejor llega cuando te introduces en la jaula, en la que mediante efectos de sonido y de luz te crearán la sensación de haber descendiendo cientos de metros hasta aparecer en un pasadizo subterráneo ambientado como una auténtica mina.

Por desgracia no me permitieron realizar fotos de este último tramo, a pesar de formar parte de un viaje de prensa e ir convenientemente identificado y acompañado de personal de la oficina de promoción turística del Valle del Nalón, pero bueno, así tenéis un motivo más para visitar este espectacular museo y sentiros como auténticos mineros caminando por túneles estrechos y oscuros, y dejándoos caer por un furaco. Tenedlo en cuenta por si se os ocurre ir con tacones 😉

Museo de la Minería y la Industria (MUSI)

Parte del personal del museo, como este guía, son antiguos trabajadores de la mina.

Museo de la Minería y la Industria (MUSI)

No es raro encontrar visitas de colegios o institutos y los alumnos lo disfrutan.

Museo de la Minería y la Industria (MUSI)

Econtraremos réplicas de maquinaria antigua, incluso del ascensor o «jaula» para descender al túnel de la mina.

Cómo llegar al Museo de la Minería de Asturias (MUMI):

El museo está ubicado en la Calle el Trabanquín, de la localidad de El Entrego, que se encuentra a pocos kilómetros al Este de Langreo. Se puede llegar en autobús de línea regular tanto desde Oviedo (con la empresa Alcotán) como desde Avilés o Gijón (con Asturbús). También se puede llegar en tren desde casi cualquier punto de la región.

Para ir en coche desde las autovías A-66 o A-8 tomaremos la salida hacia Langreo y después debemos seguir las indicaciones para ir a la Pola de Laviana.

Recursos:

MUSI: El Museo de la Siderurgia de Asturias en el Valle del Nalón

Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI)

A medida que cruzamos Langreo, pronto podemos observar una torre que destaca entre los demás edificios. Bien por sus 45 metros de altura, o bien por los colores del arcoíris que adornan su parte más alta. A escasos minutos de la estación de trenes encontramos el Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI), en el que podremos realizar un recorrido histórico y descubrir los cambios que vivió la industria de la región.

Una de las cosas que más nos llama la atención es la curiosa arquitectura de su edificio principal. Una torre de refrigeración de la antigua fábrica siderúrgica de La Felguera ha sido reformada y adaptada para albergar en su interior  una gran colección de la maquinaria que se utilizaba años atrás y útiles e indumentaria de trabajo, todos debidamente ordenados y explicados mediante paneles informativos.

Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI)Un gran número de maquetas de la fábrica y sus alrededores nos permiten observar la transformación de La Felguera, que pasó de ser un pueblo principalmente agrícola y ganadero a ser un concejo volcado casi íntegramente a la explotación del acero.

Por si fuera poco, junto al museo se han conservado intactas algunas de las viviendas de los obreros, ofreciéndonos la posibilidad de visitarlas y hacernos una idea de cómo vivían entonces.

Sin duda es una visita indispensable para cualquiera que tenga un mínimo interés por aprender algo de historia de la zona de una forma amena, y que además deberíamos complementar con otros museos etnográficos del Valle del Nalón, como el Museo de la Minería y la Industria de la localidad vecina de El Entrego, e incluso con el Museo de la Madera de Veneros, que tampoco está lejos.

Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI)

El interior de la torre de refrigeración ha sido reformado para albergar la recepción y la exposición principal del museo.

Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI)

En el interior del museo podemos ver maquinaria antigua, maquetas, útiles y recreaciones de lo que se podía encontrar en la fábrica.

Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI)

El recorrido del museo nos da la opción de entrar a una vivienda obrera de la época sin apenas alterar.

Cómo llegar al Museo de la Siderurgia de Asturias (MUSI):

El museo se encuentra en la localidad de La Felguera, cuya estación de tren tiene el mismo nombre. Desde Oviedo hay trenes y autobuses regulares. En tren también podremos llegar desde Avilés. Si optamos por ir en coche, debemos buscar la AS-1 y tomar la salida hacia Langreo. Tras cruzar dos rotondas veremos la salida hacia La Felguera.

Recursos:

El Museo Ghibli, la magia de la animación japonesa

Museo Ghibli cartel

Uno de los lugares que más esperaba visitar en nuestro viaje a Japón era el Museo Ghibli, dedicado al estudio de animación homónimo responsable de películas como El Viaje de Chihiro, El Castillo Ambulante o Mi Vecino Totoro.

El paraje donde está situado, el bosque de Mitaka, ya ambienta la sensación de estar a punto de entrar en otro mundo, y cuando llegas a la falsa taquilla exterior con un Totoro a tamaño natural al otro lado del cristal, lo confirmas. La taquilla real se encuentra en la entrada del museo, y canjeas los tickets cutres que puedes sacar por adelantado en algunos conbini por un blister con 3 fotogramas de sus películas, toda una joya para los coleccionistas; a nosotros nos tocaron de El Viaje de Chihiro y Mi Vecino Totoro, y aunque no eran escenas relevantes molaban un montón.

Museo Ghibli TotoroEl Museo Ghibli consta de 3 plantas y un ático exterior: la planta baja está diseñada para los más pequeños, con una salita llena de dioramas y figuras de varios filmes que gracias a unas luces estroboscópicas puedes ver en movimiento. Podía ver a Totoro o a Nicky la Aprendiz de bruja moverse y saltar, y a pesar de no ser precisamente una niña también me quedé con la boca abierta. La otra sección importante del piso inferior es una sala de proyecciones donde se pueden ver cortos animados exclusivos del museo. Tienen unos 8 y van cambiándolos, con lo que una segunda visita te garantiza algo nuevo. Nosotros vimos uno mudo sobre una niña que se va de excursión al campo en el que las onomatopeyas eran visibles y tenían cuerpo, llegando a empujar a la protagonista en ciertos momentos. Muy curioso y entretenido.

El guardián de Laputa, el Castillo en el Cielo que hay en la azoteaLa segunda planta muestra las distintas fases en la creación de una película: desde la documentación, diseños, animación y coloreado, vas pasando por diferentes salas y puedes ojear storyboards de sus películas, libros de paisajes, fotolitos con las asignaciones de color, etc. Por aquel entonces tenían una exposición temporal sobre su última película Ponyo en el Acantilado donde podías ver cómo la animaron a través de pequeños vídeos, libros y cajas con manivela de algunas escenas, y aunque no es de mis películas favoritas me hizo apreciar el esfuerzo que pusieron en ella. Como curiosidad, tenían en el centro de una sala los más de 700.000 acetatos y fotogramas que compusieron la película, un montón enorme.

La tercera planta contiene una sala con un Gatobús y suelo acolchado para que los peques puedan jugar y la tienda de souvenires, con cosas preciosas pero a un precio excesivo. Algún día tendré dinero para comprarme una maqueta del hidroavión Savoia S21 que pilota Porco :). En la azotea hay una  estatua de metal de uno de los guardianes de la película Laputa a tamaño real, lástima que lloviese y no pudiéramos disfrutar de las vistas de Mitaka que se divisan.

Lamento mucho que no haya casi fotos del lugar, están prohibidas en el interior y ese día llovía, así que las de los exteriores fueron muy pocas. Gracias a Flapy y Wilbur por prestarme las suyas 🙂

Vidriera paraguas

Detalle de las vidrieras del museo

Ghibli Museum lunch

En la cafetería restaurante la comida tiene nombres relacionados con las películas de Estudio Ghibli

Museo Ghibli

El autobús que pasa por el museo está decorado con motivos de la película Mi Vecino Totoro

Cómo llegar al Museo Ghibli de Tokio:

Aunque la forma más sencilla y cómoda de llegar es tomar la línea Chuo hasta la estación de Mitaka y desde allí tomar el mini-bus (fácilmente reconocible) que lleva hasta el museo, si se cuenta con tiempo suficiente es recomendable bajarse en la estación anterior, Kichijoji. Caminando hacia el suroeste desde ahí atravesarás el parque de Inokashira, que lo cierto es que tiene unas vistas bastante más bonitas que el camino alternativo 🙂

El precio del tren JR desde la estación de Tokyo hasta cualquiera de las dos paradas es de 380¥, y el mini-bus del museo Ghibli cuesta 200¥.

Recursos: