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La Garganta de Los Infiernos: una Reserva Natural junto al Jerte
Como ya os hemos comentado en alguna ocasión, el Valle del Jerte consta de bastantes gargantas que lo riegan. La Garganta de los Infiernos situada entre las localidades de Cabezuela del Valle y Jerte es la más importante, tanto como aporte de agua para el río Jerte, como por ser una reserva natural.
Aprovechando que teníamos una mañana libre, partimos desde Plasencia, rumbo al noreste por la carretera del Valle del Jerte. Tras conducir poco más de media hora y atravesar Navaconcejo y Cabezuela del Valle, enseguida vimos la gran señal que nos guiaba hasta el centro de interpretación de la reserva. Dejamos el coche en el aparcamiento que hay junto a sus instalaciones y comenzamos el ascenso con paso firme.
El comienzo de la ruta, si no estás acostumbrado a andar por el campo, puede asustar un poco por los desniveles que hay que salvar, pero en cuanto avanzas un poco te das cuenta de que en realidad es un camino muy llano. Tras un pequeño ascenso al comienzo de la senda llegamos al mirador del Chorrero de la Virgen, donde hicimos una parada para admirar el paisaje que nos ofrecía el bosque caducifolio que cubre la Sierra de Tormantos. Por cierto, apuntado queda en nuestra lista de «pendientes» volver en otoño 😉
Dejando atrás el mirador comenzamos el descenso hasta los Pilones por un camino en gran parte empedrado, y aderezado con los «buenos días» y otros saludos que intercambiábamos con los numerosos visitantes que lo recorren los fines de semana. Familias con sus mascotas, jóvenes, senderistas, fotógrafos de aves e incluso jubilados pasaron a nuestro lado, pero a pesar de todo en ningún momento resultó agobiante ni molesto.
Incluso siendo primavera y estando el agua bastante fría, ya que procede del deshielo, encontramos algún atrevido bañista y gente tomando el sol sobre los canchos. Las formas que la erosión circular del agua ha producido sobre el granito hacen que los Pilones sean un lugar que invita a observar los pequeños saltos de agua y los remolinos que se forman durante horas.
Aunque ésta es una buena época para visitarlo precisamente porque trae más agua, seguro que en verano volveremos a darnos un chapuzón.
Después de recrearnos paseando por el puente y el camino que los rodea volvimos al centro de interpretación y tras tomarnos una caña en el bar de la lado y, aunque hubiéramos podido quedarnos a pasar la tarde y comer por allí, ya que el pueblo está muy cerca y hay muchos restaurantes, volvimos al coche y seguimos nuestro camino.
Cómo llegar a la Garganta de los Infiernos:
Partiendo desde Plasencia, tomar la Carretera del Valle (N-110) en dirección Barco de Ávila, dejar atrás Navaconcejo y cruzar Cabezuela del Valle. Al salir de Cabezuela, nada mas dejar atrás la salida hacia Hervás por el Puerto de Honduras veremos una señal grande que nos indica la entrada al centro de interpretación, que queda a nuestra derecha.
Recursos:
La judería de Plasencia y su cementerio
Desde prácticamente su fundación en el siglo XII, Plasencia fue uno de los principales núcleos de actividad judía de la región. Gracias a que en la edad media los reyes concedían privilegios a los judíos sus aljamas mostraban una gran prosperidad. Desempeñaban numerosas labores y conducían gran cantidad de negocios, e incluso ocuparon cargos públicos de importancia.
A pesar de su posición y fuerza, los judíos estuvieron en cierto modo marginados; no se les permitía enterrar a sus difuntos junto al resto, y se les obligaba a poner sus cementerios fuera de las urbes, llegándose incluso a extremos en los que tenían que pagar por tierras muy lejanas que eran compartidas por varios pueblos. Los sefardíes placentinos ubicaron el suyo fuera de la muralla, en el Berrocal, entre la puerta de las Berrozanas y la actual carretera de Salamanca. Un terreno en el que no se podía cultivar, y en el que ni molestarían ni serían molestados.
Con el paso de los años, las relaciones con los cristianos comenzaron a complicarse. Se conformó un apartamiento en la Mota, cerrado y separado de los cristianos, rodeado por un cercado y con un postigo como único acceso. Poco después, a principios del siglo XV, su sinagoga (actual palacio de Mirabel) y la Mota les fueron expropiadas por los condes de Plasencia.
A pesar de todo, con alrededor de 200 familias, en este siglo todavía no se notaba algún tipo de discriminación laboral por el hecho de ser judíos y continuaba siendo un importante centro de actividad económica, pero en su momento de máximo esplendor, en el año 1491, los Reyes Católicos consideraron que debía aplicarse la ley de Toledo de 1480 que dictaba que la segregación de los judíos debía ser completa.
En 1492 se realizó en la sinagoga la última asamblea, en la que los judíos trataron de vender el cementerio junto con sus posesiones antes abandonar Plasencia definitivamente y desplazarse a Portugal. Tras que el deán Diego de Jerez lo adquiriera por un precio realmente bajo, los reyes declararon el acuerdo nulo y decidieron que la piedra del cementerio se utilizaría para la construcción de la iglesia de su monasterio.
Por suerte, todavía se conservan unas 20 tumbas cavadas en la roca y el Ayuntamiento de Plasencia se ha propuesto conservarlo.
Desde el 2005 se realizaron varias tareas para recuperar el único cementerio judío de Extremadura. Se acondicionó la zona y se delimitaron correctamente las tumbas, pero por desgracia volvió a caer en el abandono, además de que ha sido victima de diversos actos vandálicos.
Es ahora, en vísperas de la Jornada Europea de la Cultura Judía, cuando se ha decidido adecentarlo nuevamente. Esperemos que esta vez no vuelva a caer en el olvido y que podamos conservar este importante resto de la cultura sefardí.

La calle Zapatería fue una de las principales calles de la judería de Plasencia. Hay plaquitas en el suelo con los nombres de las familias que las habitaban.
Cómo llegar:
La forma mas sencilla de llegar al cementerio es descendiendo desde la Puerta de las Berrozanas, por la calle Matías Montero y girar a la derecha hacia Juán Vazquez que está al fondo, tras pasar unos contenedores, sin asfaltar y asciende hacia la izquierda. Si seguimos esta calle llegaremos al cementerio. En ésta foto se aprecia la entrada al camino (púlsala para verla en grande y poder leer las notas).
Recursos:
La Garganta de las Nogaledas en el Valle del Jerte
Existen muchas gargantas que alimentan el cauce del río Jerte y muchas de ellas son muy populares para los lugareños, pero hay otras más pequeñas y menos conocidas, como la Garganta de las Nogaledas, de la que no había oído hablar nunca, y la verdad es que me sorprendió mucho y para bien. Este paso de agua discurre junto a Navaconcejo y llegaremos a él atravesando el pueblo y cruzando el río Jerte hasta un merendero, donde encontraremos la señalización para recorrerlo.
El sendero es estrecho y empinado, pues sube por la sierra, pero en las partes más difíciles hay barandillas y escalones fabricados con rocas y madera para el caminante poco acostumbrado a esas cuestas. De todas formas no hay que preocuparse, puesto que hay muchos remansos donde el agua forma preciosos saltos de agua que nos permitirán descansar observando el paisaje que se descubre a medida que ascendemos.
El camino por la montaña hace una pausa cuando llegamos a una carretera secundaria, y ahí podemos seguir hacia arriba para ver el nacimiento de la garganta (ya muy pequeña a esas alturas) o seguir por la carretera y bajar de nuevo a Navaconcejo a través de las parcelas aterrazadas llenas de cerezos. Nosotros tuvimos suerte ya que algunos estaban ya comenzando a florecer, con lo que sacamos unas cuantas fotos de sus florecillas.
En resumen, una ruta relativamente sencilla y corta que se realiza en una tarde yendo con mucha calma y con la que seguro disfrutaréis de uno de esos rincones que Extremadura ofrece para disfrutar de la Naturaleza.
Cómo llegar:
El camino más sencillo es por carretera hasta Plasencia siguiendo la autovía A-66 y una vez allí dirigirnos por la N-110 siguiendo el Valle del Jerte hasta Navaconcejo, donde encontraremos indicaciones para ir a la garganta y podremos dejar nuestro coche en un merendero cercano.