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El museo del aceite en Robledillo de Gata
La comarca de la Sierra de Gata es la más occidental de Extremadura, limitando con Portugal, y debido a la distancia con las ciudades importantes y a su relieve montañoso siempre ha estado un poco aislada. Este aislamiento, sin embargo, ha permitido que sus pueblos conserven su arquitectura popular y sean un destino cada vez más popular de turismo rural.
Robledillo de Gata, el municipio situado más al Norte de la comarca, es un lugar muy peculiar que parece estancado en el tiempo, y allí encontramos el Museo del Aceite «Molino del Medio», situado junto al río en una antigua almazara medieval. La pequeña estancia se conserva muy bien y podemos observar por dónde entraba el agua que accionaba entre otras cosas la muela que trituraba las aceitunas para convertirlas en una pasta de la que posteriormente se extraería el aceite de oliva. Mediante carteles explicativos, dibujos y algunas maquetas a escala podemos ir viendo el proceso de fabricación de uno de nuestros productos nacionales, y que del que esta comarca tiene una Denominación de Origen excelente.
Además de elementos relacionados con la recogida y elaboración de aceite de oliva, el museo cuenta con objetos de todo tipo que se utilizaban en la vida diaria, como lámparas, candiles, cosas de cocina, ollas de almacenaje de embutidos y queso, etc.
El museo puede visitarse por cuenta propia o mediante visita guiada por el dueño, Julio, siempre mediante contacto previo por teléfono o mail. Este hombre transmite su pasión por el producto y responderá pacientemente a cualquier pregunta que los no iniciados podamos tener sobre cómo lo elaboraban hace siglos. Anexo al museo tenemos una tienda con productos de la zona donde no puede faltar aceite de oliva de la D.O. Gata-Hurdes, y libros sobre la zona y el aceite.
Sin duda es una oportunidad única para viajar al pasado y descubrir un poco más sobre este producto nacional tan apreciado en todo el mundo. Si os acercáis por la zona, no dudéis en visitarlo 🙂
Recursos:
Minubetrip «Vive Extremadura» IV: el pequeño gran pueblo de Guadalupe
Nuestro último día en el minubetrip por Extremadura con minube amanecía en el Parador de Guadalupe con unas vistas excepcionales de su monasterio Patrimonio de la Humanidad. Después de navegar por el río Tajo, rutas en 4×4 alrededor de Cedillo y visitar el Geoparque de las Villuercas, hoy tocaba algo un poco más descansado, visitando este pueblo extremeño con mucha historia y muchos mecenas ilustres.
Tras el desayuno, la encargada del Parador de Turismo de Guadalupe nos guió en una visita por el edificio, explicando su larga historia y su importancia. Está asentado en lo que fue el Colegio de Infantes, del siglo XVI, donde se enseñaban teología, latín, humanidades y otras disciplinas por parte de religiosos. Más tarde se convirtió en el Palacio del Marqués de la Romana, y con esa denominación fue adquirido para su reconversión en Parador. Parte de las dependencias pertenecen al Hospital de San Juan Bautista, del siglo XV, donde se estudiaban ciencias médicas y que tuvo el privilegio de realizar la primera autopsia con el permiso del Papa.
Tocaba despedirse del Parador, pero no así de Guadalupe, ya que íbamos a recorrerla y a descubrir sus rincones con José de NatRural, que también nos hizo de guía el día anterior. Con él recorrimos el pueblo viendo el Hospital de Mujeres; el antiguo Hospital de Frailes, que hoy en día es una Hospedería; los arcos que todavía conservan los agujeros donde encajaban las pesadas puertas de madera y otros muchos pequeños puntos con una historia que contar. Y entre tanta historia, nada mejor que una pequeña demostración de cantos de aves con reclamos para mostrarnos la de pájaros que escuchamos y nunca identificamos. De todo lo que vimos me quedo con la Calle de las Flores, la que mejor conserva la estructura tradicional de las casas de la zona, y cuyos pilares de madera pueden tener más de 700 años.
Terminamos la visita con el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, una colosal estructura que contrasta mucho con el resto de edificios del pueblo. Fue construido en el siglo XIII por los monjes Jerónimos encima de la modesta ermita que el pastor Gil Cordero hizo por indicaciones de la Virgen. Su importancia fue tal que los Reyes Católicos lo visitaron unas 10 veces durante su reinado. A raíz de la desamortización quedó abandonado pero se recuperó de manos de los monjes Franciscanos a principios del s. XX, quienes a día de hoy lo siguen poblando. En 1993 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El Monasterio de Guadalupe tiene una estructura irregular, debido a que su período de construcción comprende los siglos del XIII al XVIII, de ahí que se puedan observar estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, característica que lo dota de un valor incalculable. También puede verse en las partes más antiguas una estructura de fortaleza, debido a la función defensiva que en la Edad Media desempeñaba en ocasiones. El interior es visitable, y pudimos admirar los distintos museos que posee: de bordados, de miniados, de esculturas y pinturas, etc. Destacan los cuadros de Zurbarán que poseen, verdaderas maravillas.
Tanto caminar por Guadalupe nos había dado hambre, y con mucha pena nos despedimos de la capital espiritual de Extremadura para dirigirnos al restaurante Avellaneda de Castañar de Ibor, donde nos deleitaron con un menú degustación con sus mejores platos. Con un precio asequible si no nos excedemos con el vino, me parece una apuesta valiente por su cocina de ingredientes tradicionales con un punto moderno.
Y aquí terminó nuestro viaje por una Extremadura menos conocida. Nos llevamos experiencias, amistades y recuerdos rodeados de unos paisajes fantásticos en esta tierra que recomiendo descubrir.
¿Quieres ver lo que publicamos por twitter durante el viaje? Échale un vistazo a esta recopilación del hashtag #minubetrip
¿Te saben a poco las fotos? Aquí tienes los vídeos que realizaron del viaje en Minube y Diario de un Mentiroso.
Vé el viaje completo pinchando en los siguientes enlaces:
- Primer día: El Tajo Internacional en 4×4
- Segundo día: De barcos, jamones y juglares
- Tercer día: Maravillas del Geoparque de las Villuercas
Recursos:
Minubetrip «Vive Extremadura» III: Maravillas del Geoparque de las Villuercas
En nuestro tercer día de minubetrip por Extremadura, nos desplazarnos hacia Guadalupe, un pueblo de la comarca de las Villuercas donde tendríamos nuestra base los dos últimos días. Era una visita especial para mí, ya que en invierno había visitado el Geoparque Villuercas Ibores Jara junto a otros blogueros plantando árboles con YokMok, a las puertas del cual se encuentra Guadalupe.
Con las ganas que teníamos de marcha, nos llevaron a la Ermita del Humilladero, con unas excelentes vistas de Guadalupe, y que era el primer lugar desde el que se divisaba su Monasterio Patrimonio de la Humanidad por los peregrinos que acudían andando desde toda España en la Edad Media. Allí realizamos nuestro primer geocatching, muy divertido e interesante aprender a manejar un GPS.
El Geoparque de las Villuercas es de reciente creación, apenas un año, pero posee una riqueza geobiológica que está atrayendo a muchos turistas de todo el mundo. Lo componen 6 sierras paralelas que conforman un relieve tipo apalachense (similar al de los Apalaches de EEUU), y esa mañana descubrimos su curiosa orografía subiendo en 4×4 al Pico Carbonero, la segunda cumbre más alta del geoparque. Atravesamos pinares y robledales, avistando algún arrendajo y varios ciervos que salieron corriendo en cuanto nos vieron, ¡lastima no haber podido captarlos con la cámara! Una vez en la cima, a 1421 metros, nuestro guía nos explicó la formación de las sierras, y que la similitud con los Apalaches es porque hace mucho tiempo eran parte de una misma formación montañosa de la que quedan restos por toda Europa, desde Noruega hasta Marruecos.
Durante la bajada pudimos seguir disfrutando del paisaje y de las impresionantes pedreras, formaciones producidas por la erosión del agua y la temperatura similares a las morrenas de un glaciar, que salpicaban de gris los bosques que nos rodeaban. También descubrimos que las condiciones de humedad y luz, en algunas zonas son tan particulares que permiten la existencia de bosques de loros (Prunus l. lusitanica), algo que es desconocido fuera de las Islas Canarias y que constituye otro de los pequeños tesoros que esconde esta región.
Para comer tuvimos el placer de probar en el Hostal Solaire de Castañar de Ibor el geo-menú, una selección de platos típicos de la zona con la denominación del Geoparque muy bueno y que nos sorprendió sobre todo con su postre, que sólo puedes degustar allí.
La tarde se presentaba tranquila, yendo a visitar el Centro de Interpretación de la Cueva de Castañar, uno de los lugares de más interés científico que se encuentran en el Geoparque de las Villuercas. Descubierta por casualidad en 1967 por un agricultor, las condiciones en el interior son tan delicadas que se encuentra cerrada al público. Sin embargo, en el centro de interpretación situado en Castañar de Ibor se encuentra una réplica de algunas de las formaciones minerales que se pueden observar en ella, auténticas maravillas como las formaciones fibrosas de cristales de aragonito, similares a los «pompones», que son la formación más característica de la cueva y el símbolo del mismo Geoparque de Villuercas-Ibores-Jara.
La última visita del día la realizamos a un grupo de castaños centenarios y declarados árboles singulares, el mayor de ellos de 700 años (que se sepa). En sus alrededores realizamos el segundo geocatching del día, un poco más difícil que el anterior, ¡pero nos gustan los retos!
El regreso a Guadalupe fue muy bienvenido, y disfrutamos de un par de horas para quitarnos el polvo del camino y ver el vídeo del informativo de Canal Extremadura en el que aparecíamos, que había sido emitido ese mismo día. Tras una estupenda cena en el Parador de Guadalupe, donde nos hospedábamos, estuve realizando fotos nocturnas a las estupendas vistas que tenía del monasterio desde mi habitación, un lujo del que debía disfrutar todo lo que pudiese.
Vé el resto de las entradas sobre el viaje pinchando en los enlaces:
- Primer día: El Tajo Internacional en 4×4.
- Segundo día: De barcos, jamones y juglares.
- Cuarto día: El pequeño gran pueblo de Guadalupe.
Recursos:
Minubetrip «Vive Extremadura» II: De barcos, jamones y juglares
En este segundo día del minubetrip a Extremadura al que fuimos invitados por minube, nos levantamos emocionados, ya que íbamos a disfrutar de una de las actividades estrella del Parque Natural Tajo Internacional, un pequeño crucero por el río Tajo.
Antes de dirigirnos al muelle donde nos esperaba el barco, el alcalde de Cedillo nos mostró una presa privada por la que acceden a Portugal los vecinos los fines de semana. ¿Y por qué los fines de semana? Pues porque los días de diario el acceso a la presa está prohibido para personas ajenas a la empresa, con lo que la distancia que han de recorrer si quieren ir al país vecino pasa de 15 km a 120 km.
Después de explicarnos esta peculiaridad en la vida diaria de los habitantes de Cedillo, nos dirigimos al muelle donde el Balcón del Tajo, nuestro pequeño barco, nos esperaba. Allí, durante una hora y media navegamos por el río Tajo mientras nos explicaban la fauna y flora de ambas orillas y la riqueza del río para el ecosistema, pudiendo hacer después incluso fotografías de polluelos en los nidos que habíamos visto el día anterior, además de águilas reales y paisajes asombrosos. Nos acompañó un equipo de Canal Extremadura, que nos entrevistó para informar al día siguiente de nuestro minubetrip, ¡éramos un acontecimiento importante!
Nuestra siguiente parada era junto a la casa rural Dehesa de Solana, donde habíamos pasado la noche; la finca donde se encuentra también consta de un secadero de jamones y varias hectáreas de dehesa donde crían sus propios cerdos de raza ibérica. Realizamos una visita guiada al secadero, donde nos explicaron el proceso de salado y curación de sus jamones y embutidos, las normas que determinan que las piezas consigan la Denominación de Origen Dehesa de Extremadura y muchos entresijos sobre la obtención de unos jamones de primera calidad. Un aperitivo a base de queso, lomo y jamón nos esperaba al terminar, así como vino de la tierra, mientras uno de los empleados, cortador de jamón, nos contaba los secretos de un buen corte y la mejor manera de hacerlo. Y no podíamos irnos de allí sin dar una vuelta por los alcornocales del lugar, viendo a los cochinos jóvenes refrescarse en la charca y acercarse a curiosear a «esas gentes raras con cosas negras en las manos que no dejaban comer». Los cerdos son muy curiosos, y si te quedabas quieto a su altura, enseguida venían a olisquearte 🙂
De ahí partimos hacia Cáceres capital, ciudad por la que han pasado romanos y árabes y con un rico patrimonio cultural. Aprovechamos para quitarnos el polvo de la mañana y descansar, pues el sol era de justicia ese día. Con las pilas bien cargadas, nos dirigimos a cenar al restaurante Torre de Albarragena, una casa solariega del siglo XVIII reconvertida en un hotel que conserva muchos elementos originales. Durante la cena nos deleitaron con música de violín, guitarra y acordeón, mientras probábamos quesos de la zona y platos de cocina moderna realizados con ingredientes tradicionales.
La noche es joven, y la cena no era nuestra última actividad. Para terminar el día, pudimos conocer el casco antiguo de la mano de dos guías de lujo: Maese Diego, un ciego peregrino, y Liborio, su acompañante y lazarillo. Junto a ellos conocimos las leyendas de las antiguas casas señoriales del casco histórico, curiosidades de la ciudad y cantares llenos de venganza y penas. Sin duda, volvimos atrás en el tiempo y contemplamos Cáceres con otros ojos.
Vé el resto de las entradas sobre el viaje pinchando en los enlaces:
- Primer día: El Tajo Internacional en 4×4.
- Tercer día: Las maravillas del Geoparque de las Villuercas.
- Cuarto día: El pequeño gran pueblo de Guadalupe.